13 ago 2007

Desde Schiphol con amor

Sin duda, el peor momento de un viaje es el regreso. Poco importa que uno tenga muchas o pocas ganas de volver, el trayecto de vuelta es siempre un castigo inmerecido para el intrepido viajero que un dia, ilusionado, partio a conocer tierras extranyas. Vamos, que cualquiera podria decir que el trayecto es el mismo pero al reves, aunque hay una grandisima diferencia filosofica en "ir" y "venir". El que va, esta expectante, las cosas le resultan nuevas y excitantes; en cambio el que viene esta aburrido, deseoso de acabar de una vez por todas con el incomodo tramite de regresasr al punto de partida. Mientras me aburro mortalmente, tirado por los diferentes suelos de los aeropuertos, me fijo en el tipo de blancos que te sueles encontrar en los aeropuertos africanos. Un primer tipo, el mas abundante, son los acolitos de las muy variadas congregaciones religiosas que hacen su Agosto por Africa adelante, presbiterianos, evangelistas, adventistas, y demas calanya, todos juntitos como un buen rebanyo, con sus camisetas iguales, sus sonrisillas iguales y sus pensamientos iguales (esto me hace reflexionar sobre los avara que llega a ser la iglesia catolica, a mi lo mas lejos que me llevaron en mi parroquia fue a Perbes). El segundo tipo son los pijos de medio pelo que se van de safari, que los reconoceras porque van vestidos del Coronel Tapiocca y no se hablan con sus hijos, que estan muy ocupados jugando a la psp. Se supone que han pasado unos dias excitantes, en un pais exotico, viendo cosas que la gente normal solo ve si se queda despierta durante los documentales de la 2, y alli estan, callados como tumbas, 4 miembros de la familia mirando al vacio y 2 mirando una pantalla lcd; son la misma imagen de la decepcion, seguro que los chavales se lo hubiesen pasado mejor solos en casa aprovechando la cama de sus padres mientras estos fotografiaban monos y memorizaban el itinerario recorrido para poder soltarlo delante de sus amigos entre frases trilladas como "no sabes lo bonito que era aquello" o "fue toda una aventura". El tercer gran grupo son los americanos, que van en manada, con sus cuerpos hinchados (y sus mujeres hinchadas), todos rojos y sofocados, se rien de todo y no se callan ni para escuchar los avisos de megafonia. La verdad, nunca hasta hoy me habia parado a pensar lo mucho que tienen en comun una reunion de americanos viajeros y la feria del mueble de A Estrada...
De Nairobi a Amsterdam vine en un Boeing 747, famoso por su relaccion con todo tipo de desastres cinematograficos. Me di cuenta de que no me iba a librar de mi personal desgracia a bordo del 747 cuando la vi sentada en el asiento de al lado: un septagenario de Detroit, que carraspeaba y esputaba a cada minuto (incluso dormido!) y que fue vaciando poco a poco el contenido aereo de su prominete vientre durante las 7 horas que duro el vuelo... menudo viaje...

9 ago 2007

Historia de una subida y una bajada


Este fin de semana pasado se nos ocurrio dar rienda suelta a nuestras ansias aventureras, asi que reservamos dos dias para escalar el monte Karisimbi, un volcan extinguido que tiene la friolera de 4,507 metros de altura. No queriamos ver gorilas (500 dolares por persona por ir a verlos es un buen motivo para la indiferencia ante su extincion), queriamos poner nuestros pies en la selva de montanya y pasar una noche al amparo de las lianas, asi que pedimos un guia y una escolta armada y nos fuimos a Ruhengueri, el pueblo al pie del Volcanoes National Park. La noche que llegamos nos alojamos en un albergue cristiano donde nos sirvieron una estupenda cena... ahi comenzo nuestro particular via crucis. A la manyana siguiente, con un caldero de agua para ducharnos, nos pusimos en marcha en un Land Rover alquilado hacia el pie del volcan junto con un companyero nuevo de viaje, Mike, un americano que tuvo la misma feliz idea que nosotros. En el horizonte se elevaba una inmensa mole, tan grande que no cabia en el encuadre de la camara, la montanya mas grande y mas ancha que jamas habia visto hasta el momento, cual fue mi sorpresa cuando me dijeron que ese no era el Karisimbi, sino el Bisoke; el Karisimbi se alzaba hacia el oeste, con un tamanyo y una altura que hacian parecer al Bisoke un soufle malparido.
Recuerdo con una sonrisa en los labios aquellas peliculas de Tarzan, donde los malvados hombres blancos que iban a joderle la vida a los elefantes llevaban un sequito de porteadores negros que siempre acababan cayendo por precipicios, siendo devorados por fieras, despedazados por tribus hostiles, aplastados por elefantes... nosotros no llevamos porteadores, craso error, porque por unos miserables 10 dolares que valia cada uno, nos hubiesemos ahorrado muuuchas dificultades, asi que un consejo por si alguna vez os vais de excursion a la selva: que lo lleve el negro, miles de imperialistas no podian estar equivocados (ademas, tienes la satisfaccion de estar manteniendo un puesto de trabajo). Os lo recomiendo con todo mi corazon, llevad porteadores.

La subida fue infernal, tardamos cinco horas en llegar al campamento, situado en la cota de los 3,600 metros. Durante las dos primeras horas el camino fue duro, el equipo pesaba una barbaridad y habia que subir laderas empinadisimas, a veces habia incluso que escalar. Las tres horas siguientes fueron las mas agotadoras de mi vida. Comenzo a llover de forma torrencial, canyadas, esplanadas, riachuelos, barrizales, jungla, jungla, jungla y mas jungla, y todo cuesta arriba, cada vez mas empinado, a cada paso mas cansado; pasados los 2,500 metros ya no sabia si me asfixiaba por la baja concentracion de oxigeno o porque tenia los pulmones encharcados de agua o porque ya no me quedaban fuerzas ni para respirar. Llegamos totalmente rotos al campamento, y por suerte, dejo de llover. Estabamos calados hasta los huesos, embarrados hasta la cintura y lo unico que ansiabamos era una hoguera donde poder reconfortarnos. Montamos la tienda, y (oh, sorpresa!) resulto que la lluvia habia calado en nuestras bolsas, mojando ropa y sacos de dormir, pero ya estabamos demasiado cansados como para preocuparnos, y nos echamos a descansar hasta que los soldados empezaron a encender la hoguera.
Encender hogueras con madera mojada, sobre tierra mojada y en un ambiente que mas que humedo estaba mojado no es facil; tres horas se tardo en lograr la proeza de que prendiesen aquellas ramas, ya hacia tiempo que habia anochecido. Hacia un frio de muerte, solo al lado de la hoguera uno podia disfrutar de algo minimamente parecido al comfort. Mientras nos secabamos al calor de la hoguera estuvimos de chachara con los soldados. Cuando por fin nuestras botas estuvieron secas, cenamos y nos fuimos a dormir, justo a tiempo, porque empezo a llover de nuevo... toda la noche...
Nos levantamos a las 5 de la manyana, no nos despertamos, simplemente porque fuimos incapaces de dormir, entre el frio, la lluvia, los truenos, el viento y la humedad no habia quien pudiese dormir ni cinco minutos seguidos. El panorama era desolador, los ultimos 900 metros habia que hacerlos escalando, bajo una intensisima lluvia, para luego encontrarnos con la cima cubierta de nieve. Sopesamos las opciones: subir bajo aquella tormenta con la unica ropa seca que nos quedaba para (en el caso de que la nieve nos dejase llegar a la cima) no ver absolutamente nada desde la cima o quedarnos. He de decir que por primera vez en nuestra vida, mi hermano y yo tomamos una decision racional en una situacion de ese tipo, nos quedamos, y nuestra racionalidad fue recompensada cuando tres horas despues, el guia bajo con Mike (que habia decidido intentarlo) vencidos porque la nieve bloqueaba el paso. Tras recoger las tiendas y el equipo, y desayunar un poco, llego el momento de bajar.
Estabamos rotos de cansancio, dormidos, se nos habia acabado el agua, hacia un frio de la leche, llovia a cantaros... fueron cuatro horas de bajada, sorteando rios improvisados, atravesando pantanales, bajando por coladas de barro, saltando, deslizandonos, resbalando y cayendo. A cada paso que daba me preguntaba como demonios habia conseguido subir aquello el dia anterior (la verdad, hoy me lo sigo preguntando), y lo peor no era el cansancio, era el dolor. Tenia la espalda destrozada de haber cargado montanya arriba, durante cinco horas con la mochila y un bidon de agua de 5 litros (ay porteadores!). No paro de llover hasta que llegamos al pie de la montanya, para entonces lo unico que me reconfortaba era pensar en una ducha caliente y una cama mullida, sin embargo a nuestro guia se le ocurrio la genial idea de desviarnos para atravesar... un excitante campo de cultivo de patatas. Los motivos por los que aquel hijo de satanas nos desvio dos kilometros de nuestra ruta los sabra el, y he de decir que el trecho por entre las patatas fue el mas penoso de todos por ser el mas aburrido.
Al llegar al autobus de linea, mojados, embarrados, torcidos y de mala hostia, aun tuvimos que pelear para conseguir unos buenos asientos; hicimos el trayecto de Ruhengeri a Kigali (3 horas) con los pies nadando en nuestras botas. Al llegar, tortilla de patatas, ducha y a la cama.

Esto hay que vivirlo, por mucho que me esmerase en explicarlo, describir lo que se siente subiendo ese volcan es insuficiente. A cada paso que daba, un cuadro, una obra de arte rociada por la lluvia, los sonidos de la jungla, la vida que bulle por todos lados, todo fue increible, y lamento no haber podido tomar muchas fotografias, porque la lluvia era tan fuerte que sacar la camara era arriesgarse a que se estropease. Todo el sufrimiento valio la pena, es mas, sin sufrimiento no habria sido tan especial. Eso si, como bien se dijo durante el ascenso "la proxima vez gastare el dinero en un spa".

1 ago 2007

Educacion tercermundista


La semana pasada asisti a un congreso aqui en Kigali, First International Research Conference on Biodiversity, and Natural Resources Management. Siempre he sido muy aficionado a los congresos, especialmente a aquellos en los que sirven canapes y refrigerios (de hecho los suelo apreciar segun la cantidad/calidad de comida gratis que te dan), mucho mas que a ir a clase, y eso que en esencia viene a ser lo mismo: te sientas en una sala amplia donde te ponen diapositivas o filminas mientras un supuesto erudito te explica el porque de las cosas... el trato es lo unico que cambia, porque en un congreso, asi seas un miserable estudiante de primero que ni sabe por que ha escogido tal o cual carrera, la gente te trata como si todo eso fuese contigo, dan por sentado que lo que alli se esta diciendo te interesa y por ello te hacen sentir como uno mas, pequenyo pero integrado en la comunidad cientifica; sin embargo, cuando estas en clase frente al profesor las cosas tienen una forma muy diferente. Tu eres un enano, un loro al que amaestrar, el profesor esta no solo por encima de ti, sino en un nivel superior que te esta vedado. Asi esta la universidad publica (la que conozco y muy bien, tras pasar por tres universidades; de la privada nada se, solo que es muy cara para mi), llena de gente elegida por su capacidad para memorizar, a traves de oposiciones, o por su capacidad para lamer culos, a traves del enchufismo; nadie es profesor por sus dotes a la hora de ensenyar. He tenido algun que otro buen profesor (me acuerdo especialmente de mi profesor de Fisica de los procesos biologicos, en la universidad de Corunya), quiza cinco entre setenta, una media alentadora en un pais famoso por la pena que da su sistema educativo. Los profesores (sobre todo los de universidad) parecen olvidarse de que se les esta pagando para formar a los estudiantes, en vez de eso parece que su cometido sea simplemente justificar su sueldo. Se que queda muy panfletario, pero no se puede ensenyar para vivir, un verdadero profesor vive para ensenyar.
Si Espanya tiene una de las mayores concentraciones de burros por metro cuadrado (y luego dicen que el burro es una especie en extincion, no sera por la gracia de la LOE, que fomenta su cultivo extensivo en colegios, institutos y universidades), es gracias a un sistema de evaluacion pobre, inexacto y retrogrado. Poco importa como expliques una determinada materia, si al final evaluaras simplemente la cantidad de conceptos que un estudiante es capaz de meterse en la memoria a corto plazo (para luego ser reemplazados por los resultados de las quinielas, la agenda de citas de la semana y la pagina web esa de las tias sin rasurar poco despues del examen). Siempre he pensado que el conocimiento es virtud de los libros de la misma forma que la inteligencia lo es del ser humano. "Si quieres que alguien coma un dia dale un pez, si quieres que coma el resto de su vida ensenyale a pescar"... esta frase tan trillada y que tanto se utiliza cuando la gente hace referencia al Tercer Mundo (tercermundista es nuestro sistema educativo) deberia estar pintada en letras grandes en el fondo de todas las aulas del mundo, para que los profesores la viesen todos los putos dias de su vida ( y anyadiria "y ahora deja de mirar al vacio y concentrate en tus alumnos, cabron/a").

Me lo pase muy bien en el congreso, vi a gente importante (tres dias en el pais y ya tenia al presidente de la republica tomando unos pinchos a mi lado, este sitio es la leche), vi en persona a gente que solo conocia por ser los autores de muchos libros que he fotocopiado, charle sobre ciencia (cosa que solo puedo hacer en contadas ocasiones) y aprendi un huevo de cosas sobre gorilas. Pero lo mejor, lo mejor, lo mejor de todo fueron las dos comidas, la cena, los ocho "tea breaks" con pastitas y el cocktail de despedida que me sople por la cara... en Rwanda definitivamente saben tratar a un oportunista como yo.