21 dic 2010

La Generación del Desencanto

Mientras Myléne Farmer cantaba eso de: "todo es un caos/a mi alrededor/todos mis ideales, las palabras/destruidas/busco un alma que/me pueda ayudar/soy de una generación/desencantada" en el mundo estallaba una burbuja inmobiliaria bestial que provocaba un crack económico, comenzaba la primera guerra de Irak, la URSS se disolvía como un terrón de azúcar en una taza de té y el volcán Pinatubo (Filipinas) soltaba a la atmósfera más de 20 millones de toneladas de dióxido de azufre que enfriaron el planeta medio grado durante los dos siguientes años.

Las cosas no han cambiado mucho en 20 años. Bueno, sí... han empeorado.

Durante los 90, en este país de analfabetos funcionales, y sosteniéndose en la utópica "convergencia europea", nuestros dirigentes vendieron la casi totalidad de las empresas públicas que daban ganancias, dando lugar a lo que hoy llamamos (y sufrimos) monopolios comerciales. Telefónica, Endesa, Repsol, Argentaria, ENA, Gas Natural, Aceralia... son el recuerdo de cuando en manos del Estado (o sea, nuestras manos) estaba el 16.6% del valor de los activos en la Bolsa de Madrid. Hoy sólo poseemos el 0.4%, y un dato muy relevante: en 1997 toda esta sangría de privatizaciones generó en beneficios 12.934 millones de euros (4.2% del PIB) para el estado; hoy la deuda que tenemos es de 15.995 millones de euros (6% del PIB).
No somos dueños ni de autopistas, ni de tendido eléctrico ni de tendido telefónico y ningún español decente ha visto un duro de todo aquello. Entramos en Europa con las cuentas saneadas y bien dispuestos a convertir nuestro sistema agropecuario en un chiste mal contado para que Francia pudiese vender su porquería de leche y su vino sin temer que el producto español le aguase el champagne, o para que los italianos pudiesen vender su asqueroso aceite de oliva mientras nosotros usábamos nuestros olivos para hacer cucharas.

De aquellos polvos vienen estos lodos. Enterramos nuestra economía (pública y privada) y nos tiramos a la aventura de traer mano de obra barata (inmigrantes) para hacer casas como churros y generar otra burbuja inmobiliaria. Las empresas privatizadas de aquella, hoy nos estrujan con sus monopolios, mientras en el Tribunal para la Libre Competencia la gente se dedica a hacer carreras de sillas por los pasillos. Nos negamos a creerlo, pero el oscurantismo se nos ha echado encima. Hoy hay más déficit no sólo en las finazas, también en la educación, el pilar fundamental no de las oportunidades laborales (como nos venden los políticos) sino de la salud democrática, es decir, hoy no es que seamos más tontos o más incultos (que lo somos), simplemente hoy somos más fáciles de engañar.
Contaban en la escuela que a los indígenas de las colonias (antes de empezar a masacrarlos/dominarlos) les timaban dándoles simples abalorios por montañas de oro. ¡Qué suerte tuvieron! al menos se llevaron un buen puñado de abalorios; a nosotros en estos últimos años nos están practicando la mayor retirada de derechos de la Democracia y no nos dan ni un puto Chupachups.
Todos estos decretos y leyes aprobados en vísperas de vacaciones (el de los controladores aéreos no fue el único), estas leyes-trampa como la de Economía Sostenible (que viene con premio) y la enorme retahíla de mentiras, verdades a medias, obscena demagogia, corrupción y latigazos que nos estamos llevando no es fruto de la incompetencia. Suena mucho en la calle, pero la gente aún no ha tomado conciencia plena de que los políticos que tenemos sentados en el Parlamento son, básicamente, no unos inútiles o unos mangantes sino nuestros ENEMIGOS DECLARADOS. No son leyes arbitrarias, no son leyes equivocadas, no son soluciones fáciles... todos los decretos y leyes que se han ido aprobando desde que empezó la crisis han servido para minar sistemáticamente (y siempre entre maniobras de distracción) nuestros derechos, libertades y dignidad con un objetivo concreto: convertir España en una granja de vacas (eso sí, vacas con máster en gilipollez supina).

Los políticos nos han hecho la de "divide y vencerás", para ocultar a la gente que en una democracia no se gobierna para la mayoría sino para la totalidad de la población, para que viésemos al enemigo entre nuestros conciudadanos en vez de en la clase política y sobre todo para evitar que jamás se les pueda sacar de donde están.
Los cables revelados por Wikileaks no han provocado una gran sorpresa, si acaso sólo entre los más ingenuos. Todo el mundo tenía la intuición, al menos, de que la política internacional era más un tejemaneje de influencias y extorsiones que una serie de acuerdos diplomáticos y de que al final todo gira en torno al puto dinero y no a las personas, que somos los memos que ponen a esa panda de cabrones en sus tronos dorados para que jueguen a sus estúpidos juegos de dominación. Y aún así, somos enormemente reticentes a desconfiar abiertamente del sistema. Siempre encontramos (con ayuda de políticos y sabandijas periodísticas) a alguien a quien echarle la culpa: Bush, Chavez, Zapatero, la ministra Sinde... nos resistimos con uñas y dientes a darnos cuenta de que es inútil, aunque todos los odiados personajes de la política se muriesen de repente, enseguida otra remesa de hijos de puta estaría lista para seguir machacándonos. Y los más creyentes confían en el poder del voto, pero ¿de qué sirve el voto si no hay ni un puñetero partido honesto al que votar?. Nos dedicamos contínuamente a cagarnos en el conductor de nuestro coche sin darnos cuenta de que en vez de un coche nos han vendido un carromato y que nosotros somos lo bueyes.


Hoy se votará la polémica Ley Sinde, otro ejemplo más de la desposesión de nuestra soberanía en beneficio de cuatro cerdos enchidos de euros. Como siempre, los incultos saldrán a defender con uñas y dientes que la cultura hay que pagarla, haciéndoles el juego a los que nos venden pedos embotellados como si fuese cultura. A los que defienden las libertades civiles y la separación de poderes les llamarán "piratas que lo quieren todo por la jeta", "terroristas informáticos" y demagogos, cuando resulta que desproveer a todo ciudadano de este país de su derecho LEGAL (ni un sólo juicio ni recurso perdido) al tráfico de información basándose en los lloros de los Estopa, Rosario, Chenoa y demás calaña es el más desvergonzado y reprobable acto de demagogia jamás llevado al Parlamento. Pero tiempo al tiempo, seguro que esto se queda en nada frente a lo que se nos viene encima...

ACTUALIZACIÓN

La ley no ha sido aprobada debido a la avaricia de los partidos de la oposición, gracias al Diablo que siempre podemos confiar en que los desleales se traicionen unos a otros. Al ver la reacción que han tenido en la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos me he quedado como estaba, "promete presentar en la Unión Europea otro modelo más contundente de lucha contra la piratería". Estaba claro que no iba a acabar aquí. De todos modos, hoy los políticos han vuelto a mostrarnos sus intereses, hay que celebrar que por una vez se coman entre ellos y nos dejen un poquito en paz a los ciudadanos.
Sé que hay mucha gente por ahí argumentando disparates en contra de la ley Sinde, como hay muchos argumentando disparates a favor del intrusismo de la industria del entretenimiento. Yo sólo digo esto: si tuviésemos que valorar el movimiento por las libertades civiles por todos esos freaks que hablan de conspiranoias reptilianas podríamos llegar a la conclusión de que las libertades civiles son dañinas para la cabeza. En este tipo de luchas, la gente se mueve más por sentimientos que por razones. Los adolescentes claman ¡Libertad! como si estuviesen siendo destripados a lo William Wallace y se sienten felices, ya madurarán (o no). El día que se pueda cambiar la Ley de Partidos por algo auténticamente justo podremos decir que hay esperanza de empezar a caminar hacia la verdadera Democracia, por ahora vivimos en la cueva de Platón con una mordaza en la boca y los hombros cargados de cadenas.

2 comentarios:

Aimi dijo...

Ya veo, esto va a ser así, vamos a ser o muy pobres o muy ricos, o sea muy pobres todos, hoy en día es muy dificil hacer fortuna sin estafar ni robar. sobretodo aquí.
esto ya no hay por donde cogerlo.

The Gentleman Loser dijo...

La Historia nos dice que el ejercicio abyecto del poder es una constante en las sociedades humanas. Creo sinceramente que el ser humano tendrá que convertirse en algo mejor para que esto deje de ser la cruda realidad.