23 dic 2010

Madre, anoche en las trincheras...

En vista de la contrareacción que muchos han tenido frente al fracaso de la ley Sinde me veo obligado a explicar mi postura con respecto a la industria de contenidos, para evitar caer en el saco de "los que lo quieren todo gratis" (ya decía yo que esto iba a suceder). Voy a centrarme en el negocio del cine para ganar en brevedad y no aburrir a los lectores, pero cualquiera puede extrapolar lo que digo al negocio de la música, la literatura o los videojuegos con algunos cambios (si hace falta extenderse y explicar también lo concerniente a estas industrias o que me explaye en más detalles, me lo pedís y yo lo hago de mil amores en otra actualización). Vamos a ello:

Cuando una productora hace una película, paga a sus trabajadores (técnicos, actores, figurantes, montadores, especialistas, realizadores, músicos, directores... etc.). Luego, con la película montada la pasa a las distribuidoras (que en el caso de España, gastan un dinero en doblarlas) que pagan a las productoras por el derecho a llevarla a los cines y luego los cines cobran la entrada a los espectadores llegando por fin al consumidor final y cerrando la así la venta del producto. Los screeners rompen esta cadena y realmente perjudican al sector. El negocio aquí está principalmente en el top manta y las mafias que explotan a inmigrantes y se forran causando un daño a la industria cinematográfica. Luego está la cuestión de las webs de descargas, que siempre cuelgan los screeners restándole negocio al top manta (me parece genial) pero también al sector audiovisual (que ya no me parece tan genial). Yo creo que la mayoría de la gente estará de acuerdo con esto.
La pregunta que surge ante esto es: ¿qué pasa cuando esa película aparece en dvd/bluray?, ah, la cosa cambia ahí. Cuando alguien compra un dvd está pagando por tener la película en formato físico, habitualmente 2-3 meses después del estreno de la película, es decir, cuando la película se supone que ha generado beneficios (antes el modelo era ese, con la llegada del dvd, muchas películas deficitarias alcanzaron la rentabilidad y muchas películas populares dieron enormes beneficios adicionales). Todos sabemos que el formato físico está en decadencia, no por culpa de la piratería, sino porque la tecnología de almacenamiento y transmisión de datos lo han dejado prácticamente obsoleto. Una vez llegados aquí surge una nueva pregunta: ¿cuántas veces vemos una película?. Creo que, salvo algunas excepciones, la mayor parte de las películas las vemos una vez y punto (excepto aquellas que nos gustan mucho); ¿realmente vale la pena pagar por una película en formato físco cuando sólo la quieres ver una vez?, ¿vale la pena que un dvd que no vas a volver a tocar se quede en la estantería criando polvo?. Mi respuesta personal es no, y supongo que una gran mayoría de la gente está de acuerdo con esto (salvo los coleccionistas de pelis). En la mayor parte de las veces, el gasto de fabricar un dvd, distribuirlo a los mayoristas, transportarlo a los puntos de venta, pagar impuestos y demás zarandajas no compensa, ¿para qué demonios quieres que te fabriquen un dvd en China y te lo traigan a través de medio mundo, incrementando el precio final artificialmente según va pasando por distribuidores, transportistas y vendedores si lo que uno quiere es simplemente ver la peli y a otra cosa?, eso con streaming se hace en un periquete y APENAS GENERA GASTOS (y no olvidemos que si no hay que transportarlo físicamente, tampoco se genera contaminación). Así que si un dvd en la Fnac, vale 15 euros y con eso se cubre toda la retahíla de gastos que hay desde el origen hasta el consumidor más los royalties que las productoras cobran en concepto de propiedad intelectual, ¿cuánto costaría de verdad si eliminamos ese proceso y se distribuye universalmente a través de Internet?, pues no más de 1 euro por película, y la cosa se pone aún mejor cuando la película ya tiene su tiempo y baja de precio (5-6 €). Las películas podrían costar entre 0.25 y 1 euro y aún así generarían grandes beneficios. El mercado en formato físico quedaría reducido a ediciones especiales y poco más, se generaría un pequeño mercado de copias físicas destinado a la gente que quiere tener la película en su estantería y punto. ¿Quién sale perdiendo en este escenario?, los distribuidores y los vendedores (los fabricantes de dvd's pueden reconvertir su negocio muy fácilmente), que son suprimidos del proceso; pero es que la tecnología les ha suprimido ya, sólo los tejemanejes de la industria mantienen este enorme entramado obsoleto funcionando a base de presión política. Yo lo siento muchísimo por las familias que dependen de este modelo de distribución, pero la culpa ha sido de las productoras que no han querido reducir poco a poco esta estructura a medida que la tecnología iba avanzando. Sé que muchos ahora estarán pensando en los videoclubes, pero un videoclub, comparado con la distribución online es como comparar el biplano de los hermanos Wright con un F18. En realidad, el streaming vendría a sustituir definitivamente a los videoclubes (ya casi extintos si no fuese por el alquiler de videojuegos) y a comerse entre el 85 y el 90% del mercado de venta de dvd y bluray (aunque muy probablemente sólo sobreviviría el bluray a medio plazo).
Este modelo es totalmente equitativo, ya que cualquier productora, hasta la más pequeña y modesta, podría llevar sus películas a todos los rincones del mundo sin apenas gasto, lo que redundaría también en más beneficios. Como el mercado del formato físico sería marginal y se sustentaría en los compradores hardcore (a los que les gusta tener sus películas originales) no se vería afectado en modo alguno por la piratería aunque la hubiese. Y con precios tan ridículos (comparados con los actuales) por película, que pueden desembocar muy fácilmente en "tarifas planas" mensuales de películas a 15 € (60 películas por mes), nadie iba a piratear nada, y los cuatro gatos que pirateasen no afectarían en modo alguno a la industria.

Bien, ¿por qué no tenemos hoy día algo parecido?, pues porque las productoras no quieren sólo beneficios, quieren ENORMES beneficios (en algunos casos hasta disparatados beneficios). La mayor parte de las grandes distribuidoras están en manos de las grandes productoras, con lo cual, el negocio de la distribución les reporta beneficios extra. Además, de esta manera pueden controlar el precio final de la copia física y así aumentarlo artificialmente hasta conseguir beneficios extraordinarios. Y cuentan con una baza cojonuda para atrincherase en esta posición: Tienen a todas las familias que dependen del negocio de la distribución y venta como rehenes y así pueden utilizarlos como excusa para perpetuar el modelo.

El modelo de negocio basado en el transporte de información ya se cargó una gran cantidad de puestos de trabajo y nadie puso el grito en el cielo. Cuando los e-mails desterraron al olvido a las cartas y los servicios postales tuvieron que adaptarse (tanto en correos como en los estancos), no había un lobby detrás de ellos pretendiendo mantener el modelo viejo e inútil, claro, el tráfico de cartas no generaba ni de lejos las exhorbitantes cifras que genera la industria audiovisual.

Y esta no es la única forma de obtener beneficios pasando por encima de la piratería, Itunes y Spotify han demostrado que hay fórmulas, y muy probablemente a muchísima gente mucho más capacitada que yo se le pueden ocurrir modelos más eficientes, rentables y justos.

Y ahora vamos a atar algunos cabos sueltos. Si el cine costase menos, la gente iría más, y no me refiero sólo a las entradas, que parece increíble que unas palomitas grandes y una bebida grande valgan lo que un menú del día en un bar normal. Me parece obsceno que me cobren lo mismo por ir a ver una película española subvencionada (con mis impuestos) que por una producción de fuera (esto vendría por vender estas copias a los cines por menos dinero que las demás para que ellos pudiesen adaptar el precio final). Lo que ya me parece de delito es que películas como Casablanca valgan 12 euros cuando hace más de 60 años que están rentabilizadas (y sí, tengo en cuenta lo que cuesta una restauración). La manera en que se utiliza hoy día la propiedad intelectual por parte de las grandes productoras es un abuso que deja el monopolio de las industrias farmacéuticas a la altura de un chiste de Jaimito. Los más liberales me criticaréis por decirle a la industria cómo tiene que llevar adelante su negocio, pero no soy yo el que ha creado esta situación; el pirateo es inevitable, siempre existirán medios para seguir pirateando, se pirateaba incluso cuando no existía la tecnología actual, y la única forma que hay de llevar de nuevo a la ciudadanía a la corrección moral que muchos piden es acabar con el indecente yugo que las empresas han impuesto al mercado y abrazar un modelo justo y acorde con los tiempos (el que expongo o cualquier otro).

Por último quisiera decir que ya que existe la capacidad de poner al alcance de la mano todo el acervo cultural de la humanidad por relativamente poco dinero, es absolutamente estúpido y retrógrado que los gobiernos no tomen esa dirección.
Nos vemos en las trincheras, en las contiguas... y en las de enfrente.

21 dic 2010

La Generación del Desencanto

Mientras Myléne Farmer cantaba eso de: "todo es un caos/a mi alrededor/todos mis ideales, las palabras/destruidas/busco un alma que/me pueda ayudar/soy de una generación/desencantada" en el mundo estallaba una burbuja inmobiliaria bestial que provocaba un crack económico, comenzaba la primera guerra de Irak, la URSS se disolvía como un terrón de azúcar en una taza de té y el volcán Pinatubo (Filipinas) soltaba a la atmósfera más de 20 millones de toneladas de dióxido de azufre que enfriaron el planeta medio grado durante los dos siguientes años.

Las cosas no han cambiado mucho en 20 años. Bueno, sí... han empeorado.

Durante los 90, en este país de analfabetos funcionales, y sosteniéndose en la utópica "convergencia europea", nuestros dirigentes vendieron la casi totalidad de las empresas públicas que daban ganancias, dando lugar a lo que hoy llamamos (y sufrimos) monopolios comerciales. Telefónica, Endesa, Repsol, Argentaria, ENA, Gas Natural, Aceralia... son el recuerdo de cuando en manos del Estado (o sea, nuestras manos) estaba el 16.6% del valor de los activos en la Bolsa de Madrid. Hoy sólo poseemos el 0.4%, y un dato muy relevante: en 1997 toda esta sangría de privatizaciones generó en beneficios 12.934 millones de euros (4.2% del PIB) para el estado; hoy la deuda que tenemos es de 15.995 millones de euros (6% del PIB).
No somos dueños ni de autopistas, ni de tendido eléctrico ni de tendido telefónico y ningún español decente ha visto un duro de todo aquello. Entramos en Europa con las cuentas saneadas y bien dispuestos a convertir nuestro sistema agropecuario en un chiste mal contado para que Francia pudiese vender su porquería de leche y su vino sin temer que el producto español le aguase el champagne, o para que los italianos pudiesen vender su asqueroso aceite de oliva mientras nosotros usábamos nuestros olivos para hacer cucharas.

De aquellos polvos vienen estos lodos. Enterramos nuestra economía (pública y privada) y nos tiramos a la aventura de traer mano de obra barata (inmigrantes) para hacer casas como churros y generar otra burbuja inmobiliaria. Las empresas privatizadas de aquella, hoy nos estrujan con sus monopolios, mientras en el Tribunal para la Libre Competencia la gente se dedica a hacer carreras de sillas por los pasillos. Nos negamos a creerlo, pero el oscurantismo se nos ha echado encima. Hoy hay más déficit no sólo en las finazas, también en la educación, el pilar fundamental no de las oportunidades laborales (como nos venden los políticos) sino de la salud democrática, es decir, hoy no es que seamos más tontos o más incultos (que lo somos), simplemente hoy somos más fáciles de engañar.
Contaban en la escuela que a los indígenas de las colonias (antes de empezar a masacrarlos/dominarlos) les timaban dándoles simples abalorios por montañas de oro. ¡Qué suerte tuvieron! al menos se llevaron un buen puñado de abalorios; a nosotros en estos últimos años nos están practicando la mayor retirada de derechos de la Democracia y no nos dan ni un puto Chupachups.
Todos estos decretos y leyes aprobados en vísperas de vacaciones (el de los controladores aéreos no fue el único), estas leyes-trampa como la de Economía Sostenible (que viene con premio) y la enorme retahíla de mentiras, verdades a medias, obscena demagogia, corrupción y latigazos que nos estamos llevando no es fruto de la incompetencia. Suena mucho en la calle, pero la gente aún no ha tomado conciencia plena de que los políticos que tenemos sentados en el Parlamento son, básicamente, no unos inútiles o unos mangantes sino nuestros ENEMIGOS DECLARADOS. No son leyes arbitrarias, no son leyes equivocadas, no son soluciones fáciles... todos los decretos y leyes que se han ido aprobando desde que empezó la crisis han servido para minar sistemáticamente (y siempre entre maniobras de distracción) nuestros derechos, libertades y dignidad con un objetivo concreto: convertir España en una granja de vacas (eso sí, vacas con máster en gilipollez supina).

Los políticos nos han hecho la de "divide y vencerás", para ocultar a la gente que en una democracia no se gobierna para la mayoría sino para la totalidad de la población, para que viésemos al enemigo entre nuestros conciudadanos en vez de en la clase política y sobre todo para evitar que jamás se les pueda sacar de donde están.
Los cables revelados por Wikileaks no han provocado una gran sorpresa, si acaso sólo entre los más ingenuos. Todo el mundo tenía la intuición, al menos, de que la política internacional era más un tejemaneje de influencias y extorsiones que una serie de acuerdos diplomáticos y de que al final todo gira en torno al puto dinero y no a las personas, que somos los memos que ponen a esa panda de cabrones en sus tronos dorados para que jueguen a sus estúpidos juegos de dominación. Y aún así, somos enormemente reticentes a desconfiar abiertamente del sistema. Siempre encontramos (con ayuda de políticos y sabandijas periodísticas) a alguien a quien echarle la culpa: Bush, Chavez, Zapatero, la ministra Sinde... nos resistimos con uñas y dientes a darnos cuenta de que es inútil, aunque todos los odiados personajes de la política se muriesen de repente, enseguida otra remesa de hijos de puta estaría lista para seguir machacándonos. Y los más creyentes confían en el poder del voto, pero ¿de qué sirve el voto si no hay ni un puñetero partido honesto al que votar?. Nos dedicamos contínuamente a cagarnos en el conductor de nuestro coche sin darnos cuenta de que en vez de un coche nos han vendido un carromato y que nosotros somos lo bueyes.


Hoy se votará la polémica Ley Sinde, otro ejemplo más de la desposesión de nuestra soberanía en beneficio de cuatro cerdos enchidos de euros. Como siempre, los incultos saldrán a defender con uñas y dientes que la cultura hay que pagarla, haciéndoles el juego a los que nos venden pedos embotellados como si fuese cultura. A los que defienden las libertades civiles y la separación de poderes les llamarán "piratas que lo quieren todo por la jeta", "terroristas informáticos" y demagogos, cuando resulta que desproveer a todo ciudadano de este país de su derecho LEGAL (ni un sólo juicio ni recurso perdido) al tráfico de información basándose en los lloros de los Estopa, Rosario, Chenoa y demás calaña es el más desvergonzado y reprobable acto de demagogia jamás llevado al Parlamento. Pero tiempo al tiempo, seguro que esto se queda en nada frente a lo que se nos viene encima...

ACTUALIZACIÓN

La ley no ha sido aprobada debido a la avaricia de los partidos de la oposición, gracias al Diablo que siempre podemos confiar en que los desleales se traicionen unos a otros. Al ver la reacción que han tenido en la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos me he quedado como estaba, "promete presentar en la Unión Europea otro modelo más contundente de lucha contra la piratería". Estaba claro que no iba a acabar aquí. De todos modos, hoy los políticos han vuelto a mostrarnos sus intereses, hay que celebrar que por una vez se coman entre ellos y nos dejen un poquito en paz a los ciudadanos.
Sé que hay mucha gente por ahí argumentando disparates en contra de la ley Sinde, como hay muchos argumentando disparates a favor del intrusismo de la industria del entretenimiento. Yo sólo digo esto: si tuviésemos que valorar el movimiento por las libertades civiles por todos esos freaks que hablan de conspiranoias reptilianas podríamos llegar a la conclusión de que las libertades civiles son dañinas para la cabeza. En este tipo de luchas, la gente se mueve más por sentimientos que por razones. Los adolescentes claman ¡Libertad! como si estuviesen siendo destripados a lo William Wallace y se sienten felices, ya madurarán (o no). El día que se pueda cambiar la Ley de Partidos por algo auténticamente justo podremos decir que hay esperanza de empezar a caminar hacia la verdadera Democracia, por ahora vivimos en la cueva de Platón con una mordaza en la boca y los hombros cargados de cadenas.